*Por Maximiliano Jensen y Maia Luna
La reciente lluvia del pasado martes 29 de agosto volvió a
demostrar, una vez más, que la ciudad, por falta de decisión política, no se
encuentra preparada para enfrentar situaciones de riesgo ante precipitaciones
cada vez más cambiantes producto del cambio climático mundial.
Durante los aproximados 10 minutos que duró la fuerte
tormenta, apenas cayeron 10 mm de agua, pero fueron suficientes para anegar e
inundar varios barrios, evidenciando lo lejos que estamos de la "Ciudad Segura" pregonada por el intendente Julio Garro.
Entre las localidades
más afectadas estuvieron Tolosa, Ringuelet, Los Hornos (principalmente el
barrio Las Palmeras), Sicardi, Villa Elvira, Villa Castells, así como zonas del
Casco Urbano. La ciudad debería estar preparada para la proporción de agua que
cayó nuevamente, pero la falta de limpieza de arroyos y bocas de tormenta, la
falta de recolección de basura hicieron que el agua no escurra como
corresponde. Esas son claramente responsabilidades de gestión.
Desde el 2013 a la
fecha, los y las platenses nos hemos venido enfrentando a lluvias que, sin
tener la envergadura de aquel trágico 2 de abril, tienen consecuencias graves
como las de ahora, debido a la falta de prevención. Hasta el momento, las obras
mitigadoras siguen en ejecución, muchas de ellas no se terminaran a fin de año
como afirman desde el Ejecutivo Municipal y la propia gobernadora María Eugenia
Vidal.
Pero más allá de las
obras, hace años venimos solicitando que se dé a conocer el plan de
contingencia y el sistema de alerta temprano para estar preparados ante emergencias
como estas. Lamentablemente las autoridades persisten en el error de no
informar a la población y se obstinan en campañas de marketig que lejos están
de prevenir lluvias menores la del 29 de agosto.
Un gobierno serio y comprometido debe mostrarse en la acción,
no en la propaganda. Las obras en ejecución deben venir acompañadas de medidas
que eviten catástrofes sociales, porque los árboles, al igual que los postes de
luz, no se caen sólo por los fuertes vientos: la ciudad ha crecido a un ritmo acelerado,
y sigue haciéndolo, sin ningún tipo de planificación.
Urgen políticas que permitan calidad de vida a cada
ciudadanx, no sólo en el corto plazo, sino que necesitamos pensar, proyectar y
organizar a mediano y largo plazo, en beneficio de la comunidad.